Una Historia Personal

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Os voy a contar una historia personal.

Ya hace años que soy lectora de Registros Akashicos, en su gran mayoría mis lecturas son escritas, pues es por medio de la escritura donde más información recibo, pero de vez en cuando también me llega la información visual y visito lugares mágicos y preciosos todo hay que decirlo.

En uno de esos viajes, ya desde mis inicios, voy a un lugar, un reino mágico. Es un lugar hermoso de verdes prados, cielo azul, nubes blancas, montañas a lo lejos, ríos, cascadas, lagos y seres fabulosos. Unicornios blancos, hadas juguetonas, libélulas, mariposas… vamos un lugar para quedarse a vivir. Y como en todo reino hay un castillo, un castillo de cuento encima de una colina.

En todas mis visitas a ese lugar, he disfrutado muchísimo e interactuado con la naturaleza y con los animalillos. Solo hay un pequeño problema, me da miedo acercarme al castillo. Por un lado me muero de ganas de visitarlo, pero por el otro me siento una invasora en ese reino, me da miedo La Reina.

Por lo tanto mientras camino y disfruto de la belleza del lugar y de sus habitantes, me escondo. Siempre suelo esconderme detrás de un grupo de unicornios. Y las hadas revolotean a mi alrededor invitándome a ir hacia el castillo.

Recuerdo que una vez era de noche y las hadas encendían sus farolillos para guiarme hacia el castillo. Pero no funcionaba.

Según van pasando los años me voy permitiendo acercarme al castillo. En una ocasión llegué a sus puertas, era un castillo de corte medieval con su puente levadizo y un poco tenebroso. Su puerta de madera robusta con un gran picaporte. Como quien entra a robar en un sitio, de manera sigilosa me cuelo dentro y veo una sala de piedra vacía sin nadie dentro. Al fondo hay tres escalones y un trono austero de madera. El trono está vacío y pienso que he tenido suerte pues he podido visitar el castillo y no ser vista ni regañada por nadie.

Hoy he vuelto a ese lugar mágico. Se presenta ante mí una gran puerta como el espejo de Alicia en el país de las maravillas y ahí está un caminito de arena rodeado de verdes prados que va directo al hermoso castillo de cuento. Me he dado cuenta ahora de que no hay distracciones por el camino, ni síntomas de querer esconderme, solo la ilusión de llegar al castillo. No hay puertas cerradas ni puentes levadizos, ni dudas, todo es acogedor y maravilloso.

En el interior me espera una inmensa sala de columnas doradas, y muchas vidrieras de colores. Hay un gran rosetón al fondo lleno de colores. La sala en sí está iluminada por los colores. Y debajo del rosetón está el sillón del trono. Un sillón dorado y precioso de fuertes brazos y con un gran corazón rojo en el respaldo. Me quedo maravillada mirándolo cuando una voz en off me dice:

«Adelante lo estás deseando«

Y después de acariciar su contorno, siguiendo mi deseo ferviente me siento en el trono.

«Bienvenida a tu reino. Por fin te has dado cuenta de que tú eres la reina. Este es tu mundo, tu trono y tu castillo»

Los colores parecen volverse locos, me rodean por todas partes, rodean mi energía. Y mis brazos, mis piernas, mi tronco, se ven envueltos por torbellinos de colores amorosos.

Y es entonces cuando caigo en la cuenta y me llega esta afirmación tan poderosa: YO SOY LA REINA DE MI REINO.

Me llega la certeza de que como Reina soy la creadora de ese mundo mágico y puedo hacer aparecer en él todo lo que yo quiera. Con los torbellinos de luz que salen de mis manos puedo crear y hacer aparecer en mi mundo cualquier cosa que se me ocurra. Resulta que ese mundo hermoso lo había creado yo. Los unicornios, las hadas, los paisajes hermosos… y así porque me da la gana he hecho parecer un conejito que habla. Tan mono …

Trayendo esta historia a la realidad física y tangible, la conclusión es que cada uno de nosotros somos REYES Y REINAS DE NUESTRO PROPIO REINO. Somos creadores. Si nuestro interior es bonito crearemos cosas bonitas.

Si lo que nos gusta es crear cosas bonitas creemos cosas bonitas. Hagamos realidad todos nuestros sueños, poniendo FOCO en aquello que queremos ver materializado en nuestra vida.

Invirtamos en nosotros, en trabajarnos internamente, en sanar nuestros miedos e inseguridades, en ir siendo cada vez más auténticos. Tengamos el valor de vernos y mostrarnos tal y como somos. Cuanto más cambiemos nosotros más bonito haremos nuestro mundo.

Comenta (en positivo), ¿Cómo quieres que sea tu mundo?

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